lunes, 21 de diciembre de 2015

Elecciones.

Hola a todos.

Comparto con vosotros mis impresiones antes de que la prudencia me deje mudo.

El resultado de Podemos está dentro del margen que calculé (20-23%), es un buen dato, realmente bueno, llevarán las propuestas ciudadanas que han aflorado gracias a la “herramienta Podemos” al parlamento y… nada más.

Pablo Iglesias en la noche de las elecciones ha cometido dos graves errores; vincular su apoyo a una reforma constitucional, y caer en la trampa de la “aritmética de izquierdas”, ley d'hont mediante.
El primer error se debe a los resultados del PP. Sólo se podrían plantear reformas constitucionales con un PP con 111 diputados, o menos, y en ese caso sólo habría sido posible con un acuerdo sobre las mismas con C’s, y el resto claro. Condicionar el apoyo de Podemos a reformas constitucionales es una autolimitación errónea ante la cruda realidad.

El segundo error es la trampa de la “aritmética de izquierdas”, lo que muchos de Podemos hemos considerado lo digamos o no; sumar los votos de Podemos e IU, aplicar la ley d’hont, y vivir en nuestras mentes la fantasía de “la gran coalición de izquierdas”, pero segundona, y que sigue enfrentándose a la cruel realidad de esos más de 111 diputados del PP. Creo que lo peor que hizo Pablo, en este sentido, ha sido su discurso “izquierdista” de la noche electoral, apelando, “sutilmente”, a los sentimientos de los votantes de IU “para la próxima”. Mal, muy mal. No ha estado a la altura.

Garzón ni entendió el porqué, ni quería que IU fuese absorbida por Podemos.  A los activistas animalistas puedo entenderles por la falta de experiencia al enfrentarse a la realidad de la ley d’hont, y que pretendan, irracionalmente, presentarse por su cuenta en esta arena/circo de la política española jugando en contra suya, pero lo de IU es delirante, lo siento, pero es así, al menos es menos delirante que a lo que nos enfrentamos realmente; los millones que votan al PP, que son los que aún impiden que este país sea otra cosa. Bienvenidos a la realidad. La política no es racional, y el voto tampoco.

Es importante considerar cómo hemos llegado hasta aquí. Ha habido en España una crisis en la que la mayoría de la sociedad ha percibido los problemas de nuestra estructura democrática, llevándonos a la pregunta común; ¿Qué hacemos? Podemos ha triunfado sustentándose en una idea muy simple; democracia. En la batalla de las redes Podemos se expandió cuando trabajaba en “el cómo”. La idea era construir una herramienta política que representara las propuestas individuales, colectivas o expertas, que aflorasen consensuadas de forma auténticamente democrática.

En la puesta en práctica ha habido un fallo. Podemos ha surgido de gente de izquierdas, con autentica voluntad democrática, pero con esa impronta, ninguno caemos del cielo, por mucha voluntad de cambio que uno tenga viene de alguna parte, y en España hay mucha gente con muchísimas ganas de cambio que viene de votar al PP.

Esa impronta, de izquierdas, construyó muy rápidamente una estructura funcional en lo electoral, basada en los métodos organizativos asamblearios “clásicos” que, en general, ha funcionado de forma muy defectuosa por la falta de comunicación, o “feedback”, entre las estructuras fuera de internet, o círculos, que más adelante quiero comentar, y la “central”, pero que ha sido exitosa en el sistema de propuestas y votaciones en internet, así como en la excelente campaña en las redes sociales. Esto último generó un nuevo “sesgo” generacional, y sobre todo en lo ideológico, ya que las redes, sus ideas y lenguajes meméticos son democráticos e incontrolables, y propicia el afloramiento del consenso, pero lo maneja parcialmente un escaso 50% de la población, fundamentalmente joven, urbana y, por supuesto, más demócrata que conservador-liberal.

Así, los círculos, fueron la toma de contacto con Podemos de aquellos menos jóvenes, no urbanos y con un perfil más conservador-liberal. La estructura asamblearia, con ideas y lenguajes clásicos de la izquierda expulsó sistemáticamente, a veces por las formas, por la estética, incluso la del lenguaje, o por la falta de aceptación democrática de las ideas opuestas, a todo antiguo votante del PP con ganas de cambiar las cosas, y lo que es peor, generó un rechazo palpable a Podemos en su extensión territorial, sazonado por la imagen radical esbozada en los medios de comunicación sistemáticamente, temporal que se ha capeado sorprendentemente mejor de lo esperado. Esto en su momento lo comentó Monedero con su habitual retorica pedante-rococó, que sólo unos pocos sabemos apreciar y a muchos espanta. Muy a mi pesar no se ha hecho nada al respecto.

En las sucesivas fases del calendario electoral, los “cuando”, que requerían la definición de un programa claro, prosperaron sólo propuestas del sesgo, como era de esperar, y dibujaron claramente “el qué” de la cuestión común; ¿qué hacemos? Algunos politólogos lo han llamado acertadamente la fase en la que se definieron las “aristas” de Podemos, que por algo tiene como icono el círculo, desde los medios se criticaron los “bandazos” programáticos, cuando era el lógico desarrollo del afloramiento de propuestas en una herramienta democrática, pese a su sesgo. Curiosamente también frustró a más uno de los antiguos militantes de izquierdas que participan en Podemos que no quieren someterse al dialogo y al consenso revelando débiles principios democráticos.

Afortunadamente C’s supo captar a un gran número de conservadores, más bien liberales, con ganas de cambio. Por un lado dudo de la estructura vertical de C’s que ha sufrido de la hipertrofia como Podemos, por el otro es histórico dividir a la derecha en España, parece que nadie ha meditado abiertamente sobre este punto con la ley d’hont en la cabeza.

Tras las elecciones surge de nuevo ese ¿qué hacemos? Si sumamos los votos de Podemos y C’s, y aplicamos la ley d’hont, creo que se ve mejor la respuesta. “El cómo” está claro, “el qué” es difícil pues se han jugado en exceso las propuestas con sesgo en la campaña, y se ha grabado en la mitología colectiva, e interna, la imagen de un partido de izquierdas, no de abajo. No se ha atendido la estructura interna de Podemos fuera de las redes, sería buen momento para hacerlo, creando espacios de participación para los perfiles que no han participado por el sesgo, aunque sea difícil el consenso y la frustración.

El próximo año, y sucesivos, a España le espera un escenario muy complicado, entre las “recomendaciones” sobre nuestra presión fiscal y gasto público, y un esperado declive en  la economía mundial, así como diversos conflictos. Las propuestas que han aflorado en el programa de Podemos son muy positivas, pero carecen de un “contrapunto” atractivo al perfil liberal de C’s, la cuadratura del círculo tiene su aquel, pero la “circulatura” del cuadrado…  Más nos vale hacerlo bien entre todos y para todos.


Atentamente, Hari Seldon.